1 de agosto de 2009

"Guapa, romántica y sentimental", extenso y lírico reportaje para ABC



Inma de Santis en ABC, enero de 1974

José Miguel Santiago Castelo (guarda un gran parecido con el rey Abdullah II de Jordania) es escritor y subdirector de ABC desde 1988. Es quien firma esta poética composición de enero de 1974 en la que se funden la capital de España y su hija pródiga y prodigiosa.

En el momento de la despedida, al señor Castelo le habría gustado regalar un piropo a la muchacha de quince años no cumplidos... pero no se atrevió, no sabía si lo escucharía como niña o como mujer.


INMA DE SANTY
UNA ACTRIZ DE QUINCE AÑOS
Por Santiago CASTELO


El próximo día 24 cumplirá quince años. Es y aparece como una niña bonita. Nacida en el Madrid de la calle del Limón Alta —hoy calle del Limón—, número 20, bajo el signo de Piscis. No son muchos datos para fijar su mitología, pero basta con saber que es sensible y romántica y que tiene la esperanza por delante. Llegó al cine muy niña, e hizo papeles a los cinco años, papeles infantiles en «La mujer perdida» y «La mujer de otro». Ahora empieza a hacerlos de chica de dieciocho años. Y luego... El teatro. En este reportaje nos enseña sus aficiones. Tenaz y decidida, Inma de Santy está hecha de la madera de las grandes actrices.

A Madrid se le puede querer por muchos conceptos. O por ninguno. Es de esas ciudades que, sin pretenderlo, logran aglutinar corazones fervorosos porque sí. Sencillamente. Viejo Madrid de las Cavas, las Rondas, de la Bombilla y de la calle Ancha del Avapiés, de San Bernardo y de la Paloma, de la Costa Fleming y de Maratalaz. Viejo Madrid, moderno Madrid, entrañable, único, donde se mezclan los compases de un chotis con los ritmos alocados de la música «pop» y donde todo se hermana y se amalgama con nadie sabe qué extraña mezcla y de qué extraña manera para dar esas plazas de Cuatro Caminos o de Atocha, mientras a un lado de la Gran Vía —asfixiada de coches— un convento guarda en su centro un huerto y un jardín con pájaros, y al lado, detrás de la encrucijada de la Plaza de España, una callecita tiene todavía un botijo en la fresquera y hay olor a cocido con hierbabuena. En esa callecita, llamada hoy del Limón y antaño del Limón Alta, es donde nació y donde vive esta muchacha que se empeñó, hace unos años, en ser una primera actriz y, pasito a pasito, va camino de conseguirlo: Inma de Santy.

He resaltado el encanto confuso de Madrid, porque Inma de Santy es un poco como su pueblo. Su Madrid. Madrid, «rompeolas de todas las Españas», es un niño grande, igual que un mocito, que nunca acaba de sentar la cabeza; que nunca estará terminado del todo. Confuso por la edad. Inma de Santy está también en esa edad en la que ni se es una niña ni se es una mujer. El próximo día 24 de febrero, día de Santa Primitiva, cumplirá quince años. Pues bien, a Inmaculada Santiago le pasa un poco lo que a su Villa y Corte. Tiene cosas encantadoras, de niña chica que aún se le encandilan los ojos si le hablas del éxito que está por venir, como cuando se mira a Madrid desde un avión y ves las avenidas amplias, luminosas, con sueños de futuro. A veces le sale la mujer que empieza a madurarle —o que ya ha madurado— y se queda, evocadora, silenciosa, recordando sin querer recordar una niñez demasiado cercana en el tiempo, pero que no fue ni mejor ni peor que ahora, sino de otra manera distinta. Entonces se parece a ese Madrid amigable de la calle de Don Pedro, y de la plaza de la Paja y de la calle de la Pasa. A ese Madrid de la cabecera del Rastro, que quisiera olvidar su pasado y el pasado puede con él. Tiene hasta parecido con su calle Inma de Santy. Porque es una mujer menuda y fuerte, con rumor a romancillos y risa de regatos pueblerinos. En la calle del Limón, número 20, nació esta muchacha el día 24 de febrero de 1959, bajo el signo de Piscis. Inma, en seguida me lo recuerda, «soy sensible, romántica: soy de Piscis»... Y de Piscis fueron Miguel Angel, y Juan de Austria, y Caruso, y Carlos V, y Chopin, y Sarasate... Y Rosalía de Castro...

Y por si a esta muchacha le faltase un poquito de sal madrileña para comenzar su vida, estudia en las Comendadoras de Santiago. Aquí, en esta plaza, parece haberse detenido el Madrid provinciano. Pocas veces como aquí Madrid es más Madrid, junto a esta plaza que lleva el nombre del convento, fundado hacia la mitad del siglo XVII por Felipe IV y sede capitular de los caballeros santiaguistas. En el fondo, a Inma de Santy le agrada apellidarse Santiago... Han sido muchos años, en tan corta edad, al lado de la Cruz del Apóstol para dejársela arrancar así como así. Por eso, cuando tuvo que elegir un nombres artístico, no buscó ningún sustantivo de rosa ni de estrella, de los que tanto jalonan —como si fuera un mantón de Manila— el firmamento artístico, sino que se quedó con su Inmaculada abreviado y su Santiago a mitad de camino.

— Bueno, sí. Yo he sido, soy, buena estudiante. Me gusta mucho aprender. Creo que el saber es algo fundamental para la carrera de actriz.

Sueños de mujer, que decía la copla, pero sin olvidar ni el ayer ni el mañana. Sino encadenándolos. Ayer y hoy atados en el reloj del tiempo por obra y gracia de la edad. Con recuerdos tibios del pasado cercano, esta muchacha está trenzando, día a día, su futuro. Parece como si ya fuera consciente de su mañana, de su éxito seguro como actriz. Como si al final de su vida quisiera poner sobre su sepultura el verso aquel que puso ese poeta tan madrileño que, por ser más madrileño, se apellidó «Gato»: «Procuramos buenos fines, — que las vidas más loadas — por los cabos son juzgadas.» Todo queda encerrado en madrileñismo. Pero es así. Esta mujercita de catorce años tiene plena conciencia de lo que hace. Sabe a dónde va. Lo que a veces no sabe es si va bien. Y aquí le sale el confusionismo de su tierra. Pero sabe lo que quiere y cómo lo quiere.

Es curioso cómo una muchacha, profundamente tímida hace diez años, se ha hecho con mundología y hasta con desplante.

— Yo, de pequeña, no salía nada de casa. Iba de allí al colegio y del colegio a casa. A escribir y a pintar monigotes. Me gustaba muchísimo escribir. Pero yo creo que era porque así estaba más retraída, más ensimismada. Al fin y al cabo, yo era tremendamente apocada.

No parece una niña de mimos. A Madrid tampoco le quedan ya mimos. Los farolillos de las verbenas ya casi ni se ven y las guirnaldas de colores de las Navidades, con esto de las restricciones, han brillado por su ausencia...

— Tengo una hermana más pequeña que yo: Michele. A mi padre, que se llama Miguel, le hacía ilusión que fuera niño y que le pusieran su nombre. Como nació niña, pues le pusimos Michele, en francés...

El descubrimiento de Inma de Santy es muy simpático. Al menos eso dice ella. Al parecer, su madre estaba un domingo viendo la cartelera para ir al cine. Entonces leyó un anuncio en el que se solicitaba una niña de siete años que midiese de 1,12 a 1,15 y que fuese rubia con ojos claros, para una coproducción hispanomejicana. Inma tenía solamente cinco años. Su madre, un poco en plan de broma, un poco en plan de conocer la Torre de Madrid por dentro, y comoquiera que estaba al lado de casa, pues decidió llevar a la pequeña. Y de las dos mil quinientas niñas que se presentaron (hay que ver cómo andaban de cotizados entonces los niños prodigio con las peliculitas de Marisol, Joselito y Pablito Calvo...), la eligieron a ella. Pero a la tímida Inma le da vergüenza y no quiere hablar. Unos días más tarde, en una noticia de «El Alcazar» se leía que la niña elegida era muy mona y muy riquina y todos esos adjetivos que se les colocan a los pequeños héroes de la gracia sosa, pero que parecía muda...

Le hacen unas pruebas y las gana. La película se llamó «El niño y el muro» y la dirigió Ismael Rodríguez... Desde este momento, sin caer en «vedettismos» infantiles, Inma de Santy es una actriz. A partir de los cinco años intervendría en papeles pequeñitos en películas como «La mujer de otro», «La mujer perdida»... Y fue protagonista de «Los invasores del espacio».

— Fue una experiencia muy bonita. Y la película es una delicia. ¡Qué lástima que no la hayan estrenado! Era muy fantástica...

— Pero el papel que más te ha gustado...

— Bueno, el que más me ha gustado, del que estoy más satisfecha, es el que hice en «El mercenario». Es una película en la que yo, por una impresión fuerte, quedo muda. Entonces dramatizo con señas. Soy actriz... No sé, es la película de la que me encuentro más satisfecha... También de «El otro árbol de Guernica», que la hice con Pedro Lazaga...

— Tienes ya en tu haber muchas películas.

— Vaya. Luego he hecho «La duda», con Rafael Gil, y «Entre dos amores», con Luis Lucia y junto a Manolo Escobar..., y «Experiencia prematrimonial», y ahora «El asesino de muñecas», de Michel Skife, con Helga Line y David Rocha... En esta última ya hago de chica mayor, vamos, de chica de dieciocho años, con novio y todo...

Le pregunto que si tiene novio y me dice que no. En esto le gana Madrid. Madrid es como un gran novio, chulapo, que siendo ciudad se permite el lujo de ser masculino. Hasta en eso se le nota la castiza chulería...

— También he hecho y hago teatro: «Sola en la oscuridad», de Knoch, y «El día que secuestraron al Papa», de Bethencourt.

En estas preguntas, en todas estas respuestas, Inma de Santy se mueve con una naturalidad extraordinaria, impropia de su edad. Se diría que lleva años de primera actriz, que está acostumbrada a conversar con los periodistas, a defenderse de las preguntas de doble filo. Mientras habla arregla algunas cosas en el camarín, guarda unos sobres, se pasa un paño por la cara, sin pizca de nerviosismo. Y me sigue contando de una serie de novelas que hizo en televisión, de esos seriales que ponen al anochecido; y que ahora está grabado un programa dramático infantil, alternando con sus estudios de quinto de Letras, que lleva bastante bien, aunque el latín siga produciéndole añugos...

— Si tengo mucho que estudiar, me levanto a las seis. Luego, a las ocho, me voy a un colegio que hay en la calle de Hortaleza y estoy allí hasta las cinco y media. Y a las seis y media entro a clase de «ballet» en el Conservatorio... Ahora, con esto de la obra de teatro, voy al Conservatorio por las mañanas, en la hora del recreo...

Hay momentos en que me hubiese gustado preguntarle por su infancia para saber más detalles, pero Inma de Santy me ha dicho que ya hablaremos de ello más adelante, cuando ella sea mayor. Es una muchacha sensible, temerosa, a la que los enfados entre conocidos causa un gran desasosiego; a la que, en el fondo, no gusta hablar de su niñez. Como es tozuda, terca, decidida, no insisto... Madrid también es terco, no hay que dudarlo.

— Cuando me propongo una cosa, si se cumple, ésa es mi mayor alegría. Soy muy romántica, sí; también sentimental... Pero no me cambiaría por nadie. Me gusta seguir siendo yo misma.

— Hasta con tus responsabilidades.

— Hasta con mis responsabilidades.

No. No es cursi. Que nadie piense que esta muchacha es cursi. Es valerosa. Con el valor que tienen los héroes: ese de saber que se quiere una cosa y no pensar en las dificultades. Esta jovencita sabe, a sus quince años sin cumplir, lo que puede suponer en su vida el arte escénico, y va por ello. Hablar de realidades es muy pronto aún. Todo es como un hermoso capullo; ella misma, Inma de Santy, es como un broche gozoso que anunciase ya una primavera madrileña...

A mí me hubiese gustado contarle historias de Madrid, desde la de aquel Gil Imón, que, para dar ejemplo de rectitud, castigó a sus hijas, que habían desobedecido al Rey, obligándolas a ir vestidas siempre con hábitos monjiles. O la historia, entre macabra y realista, de la hija del doctor Velasco. O la vida licenciosa de Jacobo de Grattis, más conocido por el caballero de Gracia... Y tantas y tantas historias y leyendas que conocen los castizos y que se pierden entre los muros del viejo Madrid. Pero no me he atrevido. No sabía si Inma de Santy las escucharía como una niña o como una mujer. Por eso, también, me he callado un piropo y me he ido, debajo de la lluvia. Corredera Baja arriba, silbando un pasacalle. Como un íntimo, callado homenaje a Madrid.

8 comentarios:

  1. ¿Sin noticias de Gallardón sobre una futura "Calle Inma de Santis"?

    ResponderEliminar
  2. Sin noticias hasta el momento, Filomeno, pero hay que tener paciencia. Tarde lo que tarde habrá una calle para Inma.

    ResponderEliminar
  3. Vaya¡¡ verdaderamente una entrevista digna de un buen profesional, me gusta la forma que tiene de envolver la realidad y el entorno hacia el personaje, el entrevistador hace varios papeles como si el fuese un actor, y describe cada momento con puntos y señales al entrevistado, midiendo en cada momento las preguntas con el ánimo de no estresar a nuestra querida Inma una romántica y sentimental, en fin igualito que hoy en día¿ verdad Jorge Javier Vázquez?


    ¡¡¡Felicidades a este blog y a todos los que en él participan pues aparece en la Wikipedia pidiendo una calle para Inma de Santis.

    Un saludo

    Manuel

    ResponderEliminar
  4. Gracias por tu trabajo. Ha sido precioso leer esta entrevista. Otro tesoro sacado a la luz.
    CIBELES.

    ResponderEliminar
  5. ¡Jejeje! Muchas gracias amigos Manuel y Cibeles.

    ResponderEliminar
  6. Querido amigo Octopus...

    Conozco desde hace poco más de un mes el gran, GRANDÍSIMO trabajo que has recopilado para todos los admiradores de nuestra queridísima INMA DE SANTIS.

    Descubrí tu blog gracias a que una noche me puse a buscar el programa de TV 3x4 en Youtube. En uno de ellos aparecía Inma de Santis con Julia Otero.

    De verdad, es increíble la cantidad de fotos de "nuestro ANGEL" INMA de SANTIS que has subido a Picassa.

    En una de ellas leí un comentario de Inma sobre la muerte. Ella dijo algo como : "Me imagino que tras la muerte habrá como una luz que llega y te hace sentir bien".

    Realmente ella no estaba equivocada. Mucha gente ha vivido experiencias cercanas a la muerte y
    esas personas comentaban LA LUZ que TE HACE SENTIR BIEN.

    Yo no he vivido una ECM, pero si algo que llaman Viaje Atral. La experiencia es bastante seria. Y vi una Luz blanca pero nada que ver con la que algunas personas ven cuando están apunto de morir.

    Y nada más. Muchas gracias por el gran trabajo que has realizado para conservar la memoria de Inma.

    Ella está con Dios.

    Rezaré unas oraciones para mostrarle mi afecto. Ella allí en el cielo, me lo agradecerá.

    ResponderEliminar
  7. Amigo José, agradezco tus amables palabras. Aunque no soy conformista y siempre deseo mejorar este humilde blog, considero cumplido el objetivo principal de que nuestra querida Inma tenga un sitio mínimamente decente en Internet. Hace tan poco como dos años apenas había un artículo dedicado a ella. ¡Ahora ya se encuentran decenas! ¡Bieeen!

    Sobre lo de las llamadas experiencias cercanas a la muerte, los médicos consideran que son alucinaciones producidas por la hipoxia o alguna otra clase de shock cerebral. No cabe duda de que, como no podía ser de otro modo, tienen una explicación perfectamente natural.

    Un saludo y gracias de nuevo.

    ResponderEliminar
  8. Hola de nuevo Octopus.

    Es cierto lo que dices sobre las ECM. Algunos médicos dicen que son alucinaciones producidas por el cerebro cuando está agonizando.

    Si bien es cierto que, algunas personas al borde de la muerte, a su "regreso a la vida" relataron como notaban que salían del cuerpo y pudieron ver la habitación en la que se encontraba. Esto es más que una simple alucinación.

    La ciencia de hoy en día es muy escéptica respecto a estos temas.

    Muchos "científicos" están empeñados en dar respuestas a este tipo de sucesos, alegando que todo es producto del cerebro.

    Yo que soy un amante de la ciencia, y que he vivido experiencias paranormales (fuera de lo normal)
    pienso que hay cosas que el hombre no podrá resolver, no puede dar respuestas a todo.

    Eso dijo mui bien admirado Eduardo Punset en uno de sus últimos programas de REDES.

    Y nada más. Después de esta parrafada HASTA PRONTO y un abrazo.

    ResponderEliminar